De Carpintero a Artesano.

           Juan era el carpintero de la zona, pasaron los años y se transformó en una ciudad empezando así su crecimiento y la industria junto con la tecnología la fue absorbiendo y Juan se fue quedando solo con sus  precarios utensilios, sus manos y su imaginación; lo cual era su único medio de vida. 
       Su Colonia natal  cada día se alejaba mas de él, hasta que un día tomó un trozo de madera y empezó a esculpir sus recuerdos: las veredas de adoquines,las calles empedradas,el viejo almacén del barrio, la pulpería, la vieja iglesia, las casas con enredaderas,los faroles suspendidos en las esquinas y a su río de la Plata  ondulante a lo lejos y después se mezclaba entre los turistas ofreciendo sus reliquias para poder subsistir. 
          No se conformaba no poder disfrutar del trino de los pájaros,el ronroneo de su río, la brisa ya no acariciaba su rostro, la ciudad día a día crecía y Juan decaía.
         Una tarde después de la tarea vistió su mameluco azul, tomó su mate y su termo y camino hacia la bahía, contempló el paisaje, con sus manos acarició el agua y mojó su cara, pisó la arena mojada dejando su marca para que una ola la recogiera y cuando el sol se iba perdiendo en el horizonte con su andar cansado emprendió su regreso; llegó a su viejo taller y caminó por una alfombra de aserrín hasta llegar a su cuarto y en una cama fabricada por sus manos dejó caer su cuerpo.
       Al día siguiente nadie lo vio por la ciudad: Juan yacía  en su lecho como una estatua de mármol blanco...
        
     

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