Cuando era niña al comenzar cada año escuchaba la voz de mi abuela diciendo- hoy festejamos con el pastel de mi abuela- y con sus manos empezaba a amasar sus recuerdos y nosotros todos juntos esperábamos para festejar la llegada de un nuevo año.
Ese mensaje ha quedado como un rito en mi familia; no ha pasado un año de mi vida sin tener ese trozo de reliquia familiar.

Palpo su fina corteza y es la sensación que acaricio las tapas de un antiguo libro amarillento y las yemas de mis dedos pegoteados de azúcar como el moho de los años; su hojaldre son delgadas hojas de papel blanco prontas para ilustrar con recuerdos que han pasado por mi vida.
Vuelvo al tiempo y ahora soy yo que amaso los recuerdos para festejar junto a los míos un año mas y todos felices esperan. No tendré que darles la receta porque estará en cada trozo de pastel que les entrego....
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